Las zonas francas son territorios prácticamente impenetrables rodeados por alambres de espino y vigilados por cámaras de seguridad y guardias armados. Nadie entra ni sale del área sin identificación o sin haber recibido autorización previa por parte de alguna de las empresas. Sólo el testimonio de las trabajadoras arroja luz sobre las condiciones que sufren miles de personas a las que no se les respetan las más mínimas garantías en sus derechos laborales. En un informe en el que se documentaron las condiciones laborales en la fábrica Ocean Sky[3] se recogieron las denuncias de gritos y amenazas por parte de los supervisores como forma de presión para alcanzar las metas impuestas.
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