El conflicto armado entre dos proyectos históricos se trasladó de los campamentos guerrilleros a los centros de votación. Y lo hizo bajo la mirada penetrante e interesada del imperio, que a la vez cambió a partir de 1992 su anterior estrategia de guerra de contrainsurgencia por la de apoyo vía AID al "fortalecimiento de la democracia y la gobernabilidad.” Y que hoy cuenta con una embajadora de origen puertorriqueño, que mantiene una conveniente posición de bajo perfil, supuestamente más preocupada en la cooperación que en lo político.
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