En la propaganda política importan mucho las palabras y las intenciones, pero en la realidad lo que importa son las acciones y la profundidad de las obras. Por supuesto que la propaganda no es solo palabrerío, si así fuera, no engañaría ni impresionaría a nadie; algo de realidad tiene que llevar para sustentar su pretensión de convencimiento. Vistos con mayor análisis, los contenidos de los informes de gestión presidencial suelen ser más propagandísticos que una verdadera rendición de cuentas sobre lo que realmente se ha hecho o dejado de hacer
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