
Luego que la oligarquía añilera se transformó en oligarquía cafetalera, y que de esta surgiera la oligarquía financiera y que en su última metamorfosis terminó en oligarquía hotelera del siglo XXI, a finales de la década pasada, aceleraron su proceso de expansión regional, ampliaron sus horizontes, con la plata recibida por la venta de sus bancos, y principalmente por la exportación pagada en dólares de una tercera parte de la población del país, sus codiciosos ojos se volvieron hacia el sur. El capital no tiene patria.
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